Apéndice C
El descubrimiento de Oro en las tumbas de Chiriquí, Panamá Por S. K. Lothrop de Indian Notes and Monographs Vol. VI, # 2, 1919.

[Esta sección es incluida para ilustrar la abundancia de oro entre los antiguos nativos de Panamá y reconocer su habilidad con la metalurgia .Aunque muchos de los sitios arqueológicos donde el oro fue encontrado por los arqueólogos data después de los tiempos del Libro de Mormón, debe de notarse que estos no han sido completamente estudiados y que pueden extenderse a épocas mucho mas anteriores. Hay muchos estilos de entierros lo cual tendería a indicar las múltiples culturas o grupos envueltos. Los objetos de oro han sido tentativamente datados en el segundo mileno DC. Sin embargo, esta estimación está basada en comparaciones con otros objetos similares o asociados con otras cerámicas y no es una aproximación de antigüedad de los objetos en sí. La habilidad con la metalurgia parece ser desarrollada por completo y no parece desarrollarse a partir de simple a complejo. Los artesanos eran capaces de fundir, moldear, enchapar y soldar el oro y además trabajar con aleaciones. La mayoría de las figuras son zoomórficos probablemente relacionadas a alguna práctica religiosa. Es poco probable que estos objetos hayan sido creados por Nefitas virtuosos, y probablemente representan la artesanía de la cultura idolatra de los Lamanitas. Los Nefitas probablemente conservaron la mayoría del oro y lo pasaron de generación en generación. Sin embargo hay reportes de que similares objetos han sido encontrados en entierros Israelitas, entonces es posible que algunos de estos objetos reflejen prácticas culturales Israelitas]

Del periodo temprano de las exploraciones españolas del Nuevos Mundo, la provincia de Chiriquí ha sido notada por su posesión de oro. Ciertamente la costa norte de Chiriquí y Veragua eran conocidas como Castilla de Oro. A la costa cercana al noroeste los Españoles pusieron el nombre de Costa Rica también relacionada a la riqueza de sus metales. Los primeros esfuerzos de los exploradores Españoles estaban enfocados a obtener todas las fuentes de oro de los nativos, y leemos que grandes cantidades fueron obtenidas con poco esfuerzo.
En Chiriquí la presencia de oro en las tumbas no fue detectada hasta la mitad del siglo 19. Los cementerios de Bugaba , Bugabita y Boquete fueron abiertos en el año 1859, y los registros de los descubrimientos aparecen el año siguiente. Sin embargo los primeros registros del descubrimiento del oro en las tumbas de esta región aparecen en un manuscrito de los viajes en Costa Rica del viajero José María Figueroa, del cual este extracto se desprende :

“En aquel tiempo Mozaran [General Francisco Morazán] fue notificado que un nativo de Santiago [Santiago de Costa Rica] y su acompañante habían obtenido dos arrobas de oro [50 libras] obtenidas de una tumba en un cementerio en la Cordillera Madre, y que esta tierra de entierros estaba situada en el medio de un pastizal con dirección opuesta a Canas Gordas, y era claramente visibles desde un pequeño monte en David”.
“El General determinado a investigar la veracidad de este reporte y emplazo el compañero del Santiaguero porque el principal había vuelto a Santiago. Fui testigo de lo que el compañero del hombre de Santiago le dijo al General in la presencia de los mas notables personajes de David. Este hombre confeso que había ido con su compañero a cruzar la Cordillera Madre a buscar en el otro lado la fuente del Rió Terri donde ellos decían estaban las minas de La Estrella, y que mientras escalaban la cordillera llegaron a un pastizal en el extremo de la cima, y este pastizal estaba rodeado por pilares de piedra (o columnas), algunas con inscripciones , cada uno cerca de 10 metros por separado , y algunos entierros de antiguos Indígenas y en el centro de este pastizal una roca en forma de una gran montón cubierta por jeroglíficos y en el centro de la roca una gran estrella grabada en alto relieve; el y su compañero comprendieron que este lugar era un cementerio y resolvieron excavar una de las tumbas, y ellos estaba sorprendidos al encontrar un pequeño recipiente lleno de oro y otras figuras de oro de varias tamaños y formas, y el hombre dijo que no continuaron con la excavación por que no tenían suficientes provisiones y no llevaban las vestiduras necesarias para continuar en el clima frió de esas elevaciones , entonces determinaron descender a la basa de la montaña y con mucha labor se bajaron sobre las piedras y penas hasta que bajaron, y al fin llegaron otra vez a David para abastecerse con provisiones y retornar al cementerio con suficientes fuentes para hacer posible las excavaciones.
“El polvo de oro' dijo el hombre, ‘y piezas de este metal pesaban dos arrobas, las cuales dividimos entre los dos, cada uno conservando una arroba. Una parte la vendimos para equiparnos y prepararnos con provisiones y llevar a cabo los trabajos de la segunda jornada. Retomamos nuestro viaje pero al llegar a la basa de la cordillera no pudimos encontrar el lugar donde habíamos ascendido la primera vez, y empezamos a buscar por él , por algunos días continuamos esta exploración sin poder encontrarlo; luego tuvimos que regresar , porque habíamos pasado un mes en viaje . Luego retomamos dos viajes adicionales, siempre con el mismo resultado, hasta que habíamos gastado todo el oro que habíamos encontrado, y un cantidad igual de nuestros propios recursos. Finalmente mi acompañante salio a Santiago, su hogar’.
“Esta es la historia contada por el compañero del hombre de Santiago; y a pesar del mal resultado de su expedición, Morazán y todos aquellos que escucharon la historia, se volvieron mucho mas entusiasmados y tomaron la tarea de formar una compañía para la exploración y excavación de los cementerios antes mencionados, para lo cual ellos hablaron con el compañero del Santiaguero y otros nativos de Chiriquí y aquellos que acompañaron la previas expediciones. Yo, un joven de veinte anos, entusiasmado por lo que oí y con el deseo de ver el mencionado lugar, ofrecí mis servicios para el viaje como un acompañante. Fui aceptado, y todos pagaron su cuota para la nueva expedición, la cual fui organizada el mismo día.
“Salimos de David el 26 de julio de 1840 por el sendero viejo con dirección a Canas Gordas, allí penetramos en la montaña con dirección a la cordillera Madre. Llegamos a la montana, y no pudimos encontrar el camino para ascender y el guía, envuelto en las dificultades del bosque, no sabia por cual lado ascender. Luego de 6 días de deambular en excursiones de lado a lado, resolvimos escalar la montana por el lado que parecía más fácil, pero fue imposible. Puesto que había demasiadas rocas perpendiculares como si hubiera sido cortadas a propósito, compuestas por piedra áspero y frágil, la cual uno de los jóvenes intentado ascender, fue herido y casi muerto. Los otros jóvenes estaban aterrorizados y no se atrevieron a ascender, entonces nos dimos por vencidos, y retornamos cargando al herido en una canasta.
“En David rendimos nuestra cuenta a la compañía de nuestro infortunado viaje …. Pero estas personas persistieron en la mania de las tumbas indígenas, y finalmente obtuvieron oro en el cementerio de Bugabita, del cual extrajeron algo de dos millones en oro y polvo.” [Se dice que el saqueo de las tumbas indígenas fue la fundación de las fortunas de muchas de las familias prominentes de Panamá.]

El oro de Bugabita (nota a pie de pagina 6)
El descubrimiento de oro en Bugabita es descrito así por Mr. F. H, Otis ( Harper’s weekly Aug, 6, 1859)
“Un día en la parte final de Junio un hombre de Bugabita – un pequeño pueblo en el distrito de Boqueron , en la provincia de Chiriqui ( Nueva Granada) – mientras caminaba por medio del bosque en la cercanía de su cabaña , encontró un árbol que había sido tumbado por una tempestad , y bajo sus raíces el vio un pequeño jarro. Luego de examinarlo el probo contener, envueltas en trapos de casi destruidas vestiduras, imágenes de curiosa y fantástica forma, y de un amarillo y brillante metal que él de una vez supuso era oro. Sabiendo que el se encontraba en medio de una “Huaca” o tierra de entierros , el inmediatamente comenzó con la exploración de los pequeños montículos los cuales estaban a cada lado pensando que ellos deberían contener tesoros iguales. El resultado fue que en poco tiempo (tres o cuatro días) , el tuvo éxito en exhumar no menos de 25 libras de esos imagines. Sin embargo, siendo que el no estaba seguro de la calidad y valor de la metal, el mostró a sus vecinos sus descubrimientos, y en menos de dos semanas mas de un mil de personas estaban trabajando, y descubrieron “más que 9 arrobas” (225 libras) de imágenes que probaron ser del más exquisito oro.”

Pocos de estos imagines existen hoy día. La mayoría fueron fundidos a barras de oro y así vendidos. No había mucho demanda por esos curiosidades y según la ley no se podía poseerlas ni venderlas. Según la ley debería entregarlas al gobierno, pero pocos cumplieron.

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